miércoles, 16 de junio de 2010

Rendimiento de los filtros anti-polución

La astronomía precisa, como todos sabemos, de cielos oscuros y transparentes, con el fin de poder divisar estrellas y objetos de cielo profundo lo más débiles posibles.

Pero la mayoría de nosotros, cuando queremos practicar la astronomía, plantamos los "trastos" en la terraza o en el balcón, los menos afortunados, e intentamos ver todo lo que las luces de nuestra ciudad nos permitan observar.



Como vimos en el artículo que hacía referencia a Cómo aumentar la magnitud límite de un telescopio, publicado en abril de 1994 (página 48), logramos aislarnos todo lo más posible de las luces de la ciudad que incidieran sobre nosotros, con lo que conseguimos sacarle más partido a nuestro telescopio. Pero, como efectivamente se preguntaron muchos lectores, ¿Qué pasa con la contaminación lumínica?, ¿De qué manera podemos evitar ese fondo luminoso que ensucia las imágenes telescópicas? Para muchos, si no todos, la respuesta sería: "comprar un filtro antipolución".

Hemos oído muchas veces que dichos filtros retienen mucha luz, y que no son todo lo sorprendentes que se espera. Por otro lado se les alaba argumentando que se pueden ver detalles que antes era imposible discernir en galaxias y nebulosas.

Lo primero que debemos saber es en qué consiste un filtro de éstos y cómo trabaja. A grandes rasgos, este tipo de filtros en cuestión son una sucesión de capas muy finas de material especial, las cuales reflejan las bandas de luz del espectro que nos interesa evitar, en este caso las correspondientes al sodio y al mercurio de las farolas que iluminan nuestras ciudades. Los dividiremos en dos grupos: los que filtran únicamente las emisiones de sodio y mercurio (normalmente llamados de banda ancha o Broadband), y los que dejan pasar únicamente las emisiones de H-Alfa, Oxígeno III, H-Beta, etc. (llamados de banda estrecha o Narrowband). Estos últimos son más especializados y absorben un poco más de luz, estando destinados a zonas con mucha contaminación lumínica o para aquellos observadores especializados en nebulosa.

Tras informarme debidamente y valorar las condiciones en que trabajaría el filtro antipolución, decidí adquirir el "Deep-Sky" de Lumicon, perteneciente al grupo de los filtros de banda ancha como puedan ser el Boadband de Meade o Celestron. Más o menos todos tienen el mismo paso en el espectro, variando en pocos nanómetros y a éstos se les podría considerar como de todo uso.

Lo primero que sorprende de este filtro cuando lo sacamos de la cajita donde viene guardado, es el color de la lámina filtrante, la cual es dorada y varía de tonalidad según la inclinación. Por el día y a través de él, las imágenes toman un tono azulado, los rojos y verdes aparecen intensificados y brillantes. Los reflejos dorados estorban bastante y por los bordes se tiñen las imágenes de distintos colores.

Con ese primer vistazo no pareció muy prometedor, y las expectativas empezaron a disiparse.

Ya por la noche, y con un cielo despejado, aunque sucio por la contaminación lumínica, monte en la terraza mi refractor de 75 milímetros a F/12. Con el ocular de 26 milímetros sin el filtro, localicé la nebulosa de Orión, la cual se mostraba espléndida y brillante. Tras reconocer y memorizar la imagen que ofrecía el ocular, enrosqué el filtro y la cosa cambió notablemente.

El cielo se volvió completamente oscuro, y la nebulosa pareció un poco más apagada, al igual que las estrellas de alrededor, las cuales aparecían todas azules. "Mosqueado", retiré de nuevo el filtro y miré otra vez por el ocular. Ahora la imagen parecía más clara, pero pronto aprecié que dicha luminosidad era debida al brillo que tenía el fondo del cielo. Colocado de nuevo el filtro, pude comprobar que las estrellas no aparentaban ser tan brillantes porque eran más pequeñas. No pequeñas en luminosidad (brillo), sino más puntuales, el halo que tenían antes alrededor, ahora era inapreciable, y tras varias comprobaciones poniendo y sacando el filtro, llegué a la conclusión de que las estrellas más débiles de la zona (cerca de la magnitud 10,5) resultaba algo más difíciles de ver con el filtro puesto.

Respecto a la nebulosa, se podría decir que ocurrió lo mismo. La primera imagen filtrada pareció menos luminosa, pero poniendo más aumentos (73 aumentos con el ocular de 12,4 mm) Los bordes parecían más contrastados y la zona más oriental de la nebulosa era mucho mayor. También se apreciaban algo más contrastados los pocos filamentos que el telescopio mostraba.

Hay que tener en cuenta, y según la descripción que he hecho del filtro anteriormente, que cuando miramos por el ocular, no nos debe incidir ningún tipo de luz sobre el ojo, ya que el filtro hace como de espejo, reflejando los brillos que inciden sobre él. Para evitar esto, viene muy bien el capuchón oscuro que se describe en el artículo anteriormente citado.

Tras esta primera prueba, decidí montar el reflector Newton de 206 mm de diámetro. La visión, una vez filtrada la imagen, fue espectacular. Con un reflector a F/6, el fondo del cielo se muestra más brillante que con un F/10 por ejemplo, pero con el filtro puesto, el fondo del cielo era oscuro por completo. La nebulosa aparecía mucho más brillante y la pequeña M 43 se veía más resaltada. Las estrellas que conformaban la espada de Orión aparecían ahora envueltas en una difusa nebulosidad, bastante más apreciable en algunas zonas.

Más tarde comprobé la cantidad de luz que en filtro podría absorber. Escogí para ello el cúmulo abierto NGC2158, situado a pocos minutos de M 35 en Géminis, cuyas estrellas más brillantes rondan la magnitud 12,7. Con doscientos aumentos se puede distinguir claramente. Tras poner y quitar el filtro repetidas veces, no encontré ningún signo que denotara una apreciable absorción de luz. Más tarde, y tras otras comprobaciones, enfoqué de nuevo la nebulosa de Orión y pude disfrutar de unas espectaculares vistas, mostrando detalles impresionantes cuando subía los aumentos a 250.

Hasta aquí todo es esperanzador y casi perfecto a lo que queremos para deshacernos de la contaminación lumínica. Pero he aquí los siguientes "peros".

El filtro antipolución es un verdadero filtro nebular, y como su nombre indica está especializado para la observación de nebulosas. Con esto quiero decir que no se trata de un filtro para todo uso. Cierto es que con él, la contaminación lumínica desaparece casi por completo, pero para la observación de estrellas no es muy recomendable, ya que estas adoptan un tono azul, con lo que sus colores originales se pierden por completo en las más débiles, y se confunden en las brillantes. Al igual que ocurre con las estrellas, cuando enfocamos un planeta, todas las tonalidades de su superficie se tiñen de azul.

Por lo demás, no es ni mucho menos, el devorador por de luz que leía en algunas publicaciones (rondan el 94% o 96% de transmisión) y tampoco la panacea que permite verlo todo a través de la luz de las farolas. Su rendimiento en cielos oscuros es fantástico, viendo con mi Newton de 206 mm los brazos esquimales de M51 y claramente la peculiar forma de la galaxia del sombrero (M 104), que es donde verdaderamente se nota la diferencia.

Nunca imaginé que desde casa pudiese llegar a ver la nebulosa NGC 2024 (Gran Orca) incluso con zeta Orionis dentro del campo del ocular.

Veamos ahora que ocurre cuando lo usamos para realizar fotografías.

En este caso realicé la prueba con un teleobjetivo de 300 milímetros a F/5,6 que amablemente me prestó José Arturo Ñeco Álvarez (miembro también de la agrupación). Las tomas (de 3 minutos cada una) se hicieron desde el núcleo urbano, con unas condiciones de contaminación lumínica medias. La cámara fue montada en paralelo con el telescopio y la película usada fue la Fuji HG 1600 ISO. El filtro se colocó delante del objetivo, sujetándose con un soporte casero.

Como se puede ver en las fotografías, la diferencia entre la 1 (sin filtro) y la 2 (con filtro) es notable. Los colores de M 42 son más saturados y la nebulosa de la cabeza de caballo se hace más que patente en la fotografía 2. Como se puede apreciar, las estrellas no aparecen teñidas de azul, sino con su verdadero color (las rojas algo más intensas). Un detalle curioso a comentar es la oscuridad que ofrece el fondo del cielo y el tinte ligeramente granate que, frente al verdoso que normalmente sale en las fotografías astronómicas. Al realizar la fotografía 3, coloqué el filtro cubriendo la mitad del objetivo. Aquí se puede apreciar claramente el efecto del filtro donde con sólo veinticinco segundos de exposición, 35 milímetros de focal y F/3,5, el cielo no tardó en velarse, mientras que en el lado filtrado, el fondo permanece oscuro y las estrellas perfectamente registradas. 

Fotografía comparativa sobre la zona del la nebulosa de la Laguna en Sagitario. No hace falta decir que la fotografía superior está hecha a través del filtro.

Con este pequeño "informe" de todas las pruebas a las que he sometido el filtro nebulosa, espero haber podido aclarar algunas dudas sobre este tema, donde tanta diversidad de opinión existe. En ese caso, aquí ha ido la mía.

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