miércoles, 16 de junio de 2010

Cómo incrementar la magnitud límite de un telescopio

Practicar la astronomía desde la ciudad es ciertamente algo difícil, ya que la gran cantidad de luz que incide sobre nosotros mientras observamos, impide una cómoda visión de los objetos celestes, y más aún cuando se trata de débiles galaxias y difusas nebulosa. En consecuencia, no solemos sacarle todo el partido al telescopio

Para los que son poseedores de telescopios de escasa abertura, han de conformarse con los objetos más brillantes. Cierto es que no podremos ver mucho más de lo que nuestro modesto instrumental nos permita, pero sí podemos sacarme más partido recurriendo a diferentes trucos.


Con esta base vamos a realizar ciertas modificaciones en nuestro telescopio para intentar aislarnos lo más posible de las luces urbanas. Lo primero que haremos será evitar que cualquier tipo de luz incida sobre nosotros y el telescopio. Una primera solución podría ser el colocar entre el observador y la fuente de luz, una especie de pantalla, la cual se puede construir de cartón de algún embalaje grande como puede ser el de alguna nevera o lavadora. Esa protección la aplicaremos sobre las farolas que tengamos más próximas y lo montamos de forma que la podamos poner y sacar en cada observación.

Con esta sencilla pero útil idea, nos evitaremos los molestos reflejos que se producen en el ocular y suprimiremos parte de la luz que se cuela dentro del tubo del telescopio.

Aún así, la luz ambiente todavía nos sigue molestando, ya que nos ilumina la terraza y el propio tubo del telescopio. El siguiente paso a seguir, será el colocarnos sobre la cabeza una especie de capucha negra que cubrirá el ojo y el ocular, dejándonos casi a oscuras. La única "pega" que se le puede poner a este truco es que cuando hace frío, el ocular suele empañarse a menudo, pero con un buen período de adaptación a la temperatura ambiente no debe dar muchos problemas. Los reflejos exteriores han desaparecido, pero todavía se cuela un poco de luz dentro del tubo del telescopio.

Ahora la solución está en hacerle un "parasol" en la entrada del tubo (figura 1). Las dimensiones para éste, podrían rondar los treinta o cuarenta centímetros. El material para su construcción puede ser desde cartón duró hasta un cubo sin el fondo. Tengamos en cuenta que el peso no debe ser excesivo, tanto para no forzar la montura como para no desequilibrar el telescopio en exceso. 



También sería una buena opción el poner en el interior del parasol unas tiras de Tesa-Moll formando una especie de diafragma, consiguiendo que la luz que allí se refleja, no llegué en absoluto al espejo principal. Aconsejo no poner los diafragmas en el interior del tubo del telescopio, ya que con ello, reducidos el diámetro interior, perdiendo algo de luz en los bordes de la imagen. Si queremos añadirle estos diafragmas, será mejor sobredimensionar un poco el diámetro del tubo. Pintaremos el interior del parasol de negro mate y listo.

Con estas primeras modificaciones, hemos conseguido eliminar cerca del 80% de la luz incidente. Pero todavía nos queda algo que afectará directamente sobre la imagen.

En la mayoría de tubos de los telescopios Reflectores, el color del interior no parece del todo negro y tiene un pequeño brillo sancionado. Cuando miramos por el portaocular sin oculares, vemos el espejo secundario delante del fondo del tubo. Este fondo, refleja una pequeña cantidad de luz hacia el ocular, de modo que afecta al fondo del cielo que vemos en la imagen. Pues bien, lo que haremos ahora será poner una tela o algo verdaderamente oscuro en el interior del tubo que hay detrás del espejo secundario. En mi caso, coloqué un trozo de fieltro adhesivo de color negro, el cual absorbe gran cantidad de luz, y la poquísima que refleja, por la textura que tiene, la desvía en muchas direcciones o se pierde en el pelaje del material (figura 2).
Si queremos rizar el rizo, lo que haremos será cubrir de fieltro el grueso del vidrio del espejo secundario, con lo que conseguimos que al mirar por el orificio del portaocular, sólo veamos el espejo secundario, y el primario reflejado en éste sobre un fondo sorprendentemente oscuro.

Tal vez todos estos pequeños trucos parezcan cosas sin importancia pero con estas modificaciones hemos logrado incrementar el contraste de las imágenes en cerca de un 25%, dejándonos libres de toda luz exterior y aumentando la cantidad de objetos visibles en el campo del ocular.





Personalmente, mi lugar de observación es la terraza, la cual está a una altura de un segundo piso, con dos farolas puestas a diez y veinte metros que me dan de lleno en la cara y con un enjambre de luces que iluminan una plaza situada a cien metros de distancia. Con mi Newton de 206 mm a f/6 alcanzo a ver estrellas de la 12,7 magnitud casi sin problemas, mientras que antes no sobrepasaba la 11,5. Estas medidas las hice sobre estrellas con magnitudes conocidas.

Como punto final, y comentario para los que pongan como siguiente pega la contaminación lumínica propia del cielo, tal vez un filtro antipolución sería lo ideal para muchos, pero éstos no suelen ser aconsejables para objetivos de menos de 125 mm ya que, aunque no muy importante, absorbe cierta cantidad de luz.

Pero este es un tema el cual se debe tratar en un artículo aparte

Espero que estas ideas os sean tan útiles como lo han sido para mí, y continueis disfrutando (ahora más) de la observación astronómica.

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